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No soy prisionera del tiempo.No tengo límites ni confines,Soñadora de sueños inalcanzables.Libre, por que mi vida es libertad y tengo que conseguir que lo sea.
Antes de leer este blogger (si es la primera vez que lo hacéis) os pediría que visitarais la sección de "La explicación" Ahí os explicara de que va un poquito este blog ¡Un beso!

lunes, 1 de octubre de 2012

Capitulo 9- Un pequeño incidente.


Me encontraba en una situación un poco extraña la verdad, yo vestida de camarera, con un ridículo vestido, atendiendo a una persona con un increíble parecido a Ángel, el chico que he amado y siempre amare que está muerto.
Mi cuerpo y mi cabeza en ese momento no estaban unidos. Estaba uno por un lado y el otro por el otro lado. A si que como me parieron patosa de nacimiento, mi mala suerte y yo tropezamos con el pie de un hombre. Las copas que había en la bandeja que llevaba para servirles la pareja del chico que se parecía un montón a Ángel y a la pelirroja,  cayeron sobre el vestido rosa del escote de esta.
Un grito desesperado resonó por todo el restaurante, la pija se levantó de su asiento maldiciéndome.
-¡Tú! ¡Maldita camarera!- Me señaló con el dedo índice- ¡Mira lo que me has hecho en mi preciosismo vestido!
Muy educada no había salido, era de mala educación señalar.
-Perdona… Lo siento mucho- Musité avergonzada.
-¿Qué lo sientes? ¿Qué lo sientes?
El chico de ojos verdes brillantes intensos, se levantó de su asiento y se arrodillo para ayudarme a levantarme, en este momento, era el centro de atención en todo el restaurante, algo que odiaba, hasta Max había salido del mostrador solo para ver lo que había pasado.
-Guiselle, creo que ya eres lo suficiente mayorcita como para enfurruñarte por un estúpido vestido- La pelirroja calló de inmediato, mientras se volvía a sentar.  El chico de ojos verdes, ahora me observaba de cerca, me agarraba con sus brazos  ambos hombros mientras me observaba detenidamente.
-¿Estás bien?- Me pregunto, asentí, era incapaz de decir una palabra. Mis mejillas cobraban un color cada vez más y más rojizo.
Se levantó y me tendió su mano para levantarme, estaba hecho un caballero, a pesar de su ropa: Chaqueta de cuero, camiseta azul marino, vaqueros, converse negras…
-¿Adan?- Ariana, se acercaba lentamente a nosotros.
El chico se dio la vuelta y se quedó perplejo al ver a Ariana, corrió hacia ella y la abrazó en un profundo abrazo.
-¿Dónde has estado?- Susurró…-Desapareciste…
-He estado bien, Adan- Respondió ella- ¿Viste lo de…?
Asintió, con la cabeza mientras se separaban lentamente.
-¿Dónde has estado todo este tiempo?
-La patosa que se ha caído y ha lanzado los vasos sobre la puta de ahí…
-¿Hola? Sigo aquí- La pelirroja se levantaba, Ariana acababa de llamarla puta delante de todo el restaurante y en alto. A lo que yo solté una gran carcajada, la pija o puta como bien la nombro Aria me recorrió con una mirada fulminante.
Ariana que hizo caso omiso de la pelirroja siguió hablando como si nada.
-La patosa como antes he dicho, me ha acogido en su casa y ya te contaré más cosas que aquí en público no puedo contar.
El chico se dio la vuelta y me mostró una gran sonrisa, sonrisa perfecta, dientes rectos y blanquecinos…
-Patosa- ¿El chaval me acababa de llamar patosa?- Te sangra la pierna.
-¿Qué?- Miré mi pierna y sí estaba sangrando, me levanté un poco la falda, por encima de la rodilla y vi incrustada en ella un cristal de alguno de los vasos.
Perfecto, lo que me faltaba...
Max, que observaba desde el otro lado del mostrador, se introdujo en la cocina y con él sacó un botiquín…
Esto ya no era un restaurante, era Hospital central, no me jodas…
-Por favor, dejen paso al verdadero experto sobre estos temas- Max se hacía paso entre la gente que levantada, observaba mi pierna, se acercó hacia mi y se arrodillo para vendarme la pierna.
-¡Pero retrasado! ¡Primero tienes que sacar el cristal antes de vendar!- Gritó Ariana apartando a esté- ¿Qué intentabas pervertido? ¿Verle la entrepierna?
Max, que se había quedado colorado negó rápidamente con la cabeza.
-No es eso, quería curarla…yo…
-Haz algo por la humanidad y déjanos irnos para llevarla al hospital- Replico Aria.
-Está bien, pero mañana tenéis que recuperar las horas perdidas- Dijo él levantándose del suelo.
Ariana que comenzó a andar hacia los vestuarios para ir a por nuestras cosas, le enseñó el dedo corazón. Menos mal que era su primer día o si no ya habría matado a Max.


" Corrimos hacia el bosque en busca de Aura, era casi imposible encontrarla en un bosque tan grande las dos solas.
Decidimos separarnos, aunque para mi fuera la peor idea que se pudiera tener, ya que si había algún animal salvaje nadie se enteraría de nuestra muerte, pero eso también es dramatizar. 
Aria que había visto por fotos a Aura decidió ir por la parte derecha del bosque, a si que yo decidí quedarme con la izquierda. 
Corrí entre los árboles gritando su nombre, esperando una débil respuesta ¿Y si la había ocurrido algo? No me llevaba bien con ella, eso era cierto pero, no le deseaba ningún mal a la chica y tampoco quería ver a mi primo mal por esto, a si que decidí buscarla. 
Demasiado buena prima soy que follan en la cama de mis padres y la estoy buscando, eso sí, después de esto ninguno va a tocar la cama de mis padres, eso está no está claro, está 
clarísimo.
-¡Aura!- Volví a gritar, pero el silencio inundaba aquel bosque, podía incluso escuchar el latido de mi corazón.

El viento ondeaba mi pelo mientras corría en busca de ella, solo necesitaba una única pista que me llevase hacia ella. 

A lo lejos vi un río, el río que dividía la parte derecha e izquierda del bosque. Vi una figura a lo lejos, no la distinguía bien, estaba echa sentada dada la espalda, pude distinguir que tenía el pelo rubio... ¿Aura?
Ande lentamente hacia allí, a lo mejor no era ella y me equivocaba, pero por echar un vistazo no me iba a ocurrir nada.

Estaba ya detrás de ella, la escuchaba llorar silenciosamente, su llanto me hacía un profundo hoyo en el corazón, era amargo y triste. A mi me afectaban mucho esas cosas, cuando escuchaba llorar a alguien de corazón se me formaba un horrible nudo en la garganta, me sentía mal por dentro al verlos así, ya que... Yo alguna vez también lloré así.
La abracé por detrás a lo que ella de primeras se asusto, pero no hizo nada, no se deshizo de mis brazos que ahora rodeaban su cuerpo. Se dio la vuelta y me abrazó hacia sí, necesitaba un abrazo ahora más que nunca.
- Aura...- Susurré mientras sus lágrimas mojaban mi hombro al descubierto.
Nos quedamos en silencio, pasaron los minutos y quizás las horas, no llevaba calculado el tiempo que llevábamos abrazadas. No me importaba quedarme así una eternidad con ella, si este abrazo que yo le estaba dando calmaba su dolor, quería ser su medicina.
-Gracias...-Me susurró mientras se apartaba con la mano las lágrimas y por fin me miraba cara a cara.
-No las des- Respondí mientras la limpiaba con mi dedo anular su tiznajos  negros por el rimel.
-No entiendo porqué me tratas así, yo no fui demasiado "educada" contigo.
-Porqué yo también me he sentido así y le deseo a nadie ese sentimiento- Le aparté el pelo de la cara- No se está bien preguntar pero... ¿Que es lo que te a pasado?
-Me dijo cosas horrendas- Las lágrimas aparecían de nuevo en sus ojos, pero ella rápidamente las apartaba- Y tiró mis cosas y...
-Ya está, no digas más...Una pelea fuerte. Prefiero que no lo recuerdes- Saqué un pañuelo de mi  bolsillo del pantalón y se lo entregué- Anda sécate los mocos.
-Gracias- sonrió volviéndose a quitar las lágrimas de la cara- Eres una buena chica, Alexandra."





lunes, 10 de septiembre de 2012

Capitulo 8- Sueños reales.


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Bueno, como os habréis imaginado, ya que desaparecía del blogger cada dos por tres, me he tomado unas LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRGAAAAAAAAAAASSSSS vacaciones. Así que como ya empieza la rutina de siempre tenía que ponerme manos a la obra :)
Así que como DEBO comentaros a todas, ponerme al día con vuestras historias y tal, tal y pascual he decidido colgar un capítulo que dará la vuelta a toda la historia, desde este capítulo hasta el final va a ser como decirlo un poco más explosivos y más de acción que los anteriores.
Asi que un abrazo muy grande :) Y intentaré no desaparecer con tanta frecuencia x)
                                     ¡¡¡GRACIAS POR LEERME!!!
PD: Perdón por las faltas de ortografía xD
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Habían pasado unas semanas desde la pelea con Bryan y desde que sacamos a Aria de la cárcel.
Mi primo y su novia Aura no habían vuelto a aparecer por nuestra casa, al menos hasta aquel día.
“Alguien aporreaba como loco la puerta y llamaba al timbre sin descanso. Mi hermano había ido a trabajar hace horas y aquel último sábado de vacaciones quería pasarlo relajada.
Ariana que dormía en la cama de debajo de mi litera, abrió los ojos.
-¿Quién es el puñetero pesado que aporrea así la puerta?
-No lo sé, eso voy a ver.
Me levanté de la cama  y caí en la de Ariana, vacilé un rato haciendo que la iba a pisar y bajé de la cama despreocupada.
-Corre, que como me levante yo, lo quemo vivo.
De mal humor se dio la vuelta dándome el culo intentando volver a dormirse.
Abrí la puerta del dormitorio y bajé las escaleras dando tras pies.
Miré por el reojillo de la puerta y vi a mi primo darse la vuelta para marcharse.
Abrí la puerta y él, sorprendido, me abrazó apretujándome contra él.
-Tienes que ayudarme, por favor…
Comencé a notar mi hombro mojado por las lágrimas de mi primo… ¿Estaba llorando?
-Tranquilízate, entra y me cuentas lo que ha pasado- Nos introdujimos en la casa, pasamos al salón y tomamos asiento, este se secaba las lágrimas con su brazo izquierdo.
-¿Qué pasa?- Pregunte dándole un clínex para que se sonara la nariz.
-Aura y yo…- Se le cortaba la voz- hemos tenido una discusión muy fuerte y ahora no está, se ha ido…
-¿Sabes acaso donde a podido ir?- Le pregunté pasando mi brazo por su espalda para importarle ánimos.
-No muy lejos- Se sonó la nariz con el pañuelo que le había dado- Sus padres no viven aquí.
Por las escaleras bajaba Ariana que bostezaba por el sueño acumulado de días atrás, no tardó mucho en asomar su cara por la puerta con un estúpido “Buenos días”
-Ahora lo más importante es encontrarla, cuanto antes lo hagamos, antes acabamos- Me levanté decidida a ir a buscar a Aura, quitando el detalle de que estaba en pijama.
Aria, que nos miraba a ambos confusa, refunfuño. La cogí del brazo y la arrastre tras detrás de mi.
-¿Pero que coño pasa?- Decía mientras se tropezaba con los escalones al subir las escaleras.
-Necesito…Bueno, necesitamos tu ayuda- La respondía cogiendo aire- La novia de mi primo se ha fugado y tenemos que encontrarla porque no tiene ni dinero ni nada para sobrevivir.
-Huy como si no pudiera…- Entró en la habitación junto a mí. La miré asesinamente.
-No creo que vaya a prostituirse- Saqué del armario lo primero que vi, para ella unos pantalones rojos  en conjunto con su pelo  y también una camiseta de tirantes negra. Para mí unos vaqueros con una camiseta de rayas de colores.
Cuando nos vestimos y “peinamos” salimos escopetadas de la habitación.
-Vamos Jaime, no te quedes ahí parado- Abrí la puerta- ¡Vamos!
Corrimos calle abajo hasta que Jaime decidió separarse de nosotras, Ariana que malhumorada corría junto a mi tropezó y justo antes de que callera de bruces contra el suelo la paré.
Ella lo único que hizo es hacerme una mueca y rebuscar en su bolsillo el paquete de cigarrillos, cuando lo cogió, sacó uno de estos y se lo puso en los labios intentando encenderlo con un mechero.
-No estoy muy segura de que clase de chica es- Le dio una calada al cigarrillo- Pero si quiere pensar, estará en el bosque.”
Ariana y yo ya estábamos en el vestuario poniéndonos el uniforme de camareras. No se la veía muy contenta y muchas veces me ponía malas caras, como en esta ocasión.
-No me pongas esas caras- La dije metiendo mi pie en un calcetín- No es tan malo como parece.
-Si lo es- Contestó abrochándose los botones de la blusa azul- No me gusta ser la sirvienta de nadie.
-No eres sirvienta- Me levanté y me puse frente a ella- eres camarera.
-Pues eso, sirvienta- Se levantó y comenzó a atarse los zapatos.
- Si no te apresuras llegaremos tarde- Su mirada asesina era para una foto. Realmente me daba miedo esa mirada.
Se levantó y se puso a mi lado cruzándose de brazos.
-Vamos, apresúrate que llegaremos tarde-Ladeé la cabeza y abrí la puerta para que pasara.
Se dio la vuelta para mirarme y sonrió falsamente, como respuesta hice lo mismo y enfadada se dio la volvió a dar la vuelta.
Al principio de la mañana tuve que aconsejarla, para que no metiera la pata y  la echaran. Aunque ella me respondiese bordemente o simplemente ni lo hacía, seguía mis indicaciones, hasta que consiguió cogerle el ritmillo.
A Ariana parecía que se le daba bien ser camarera, se desenvolvía bien con los clientes, aunque a veces ponía caras extrañas mostrando su malestar.
Yo desde el otro lado o cada vez que pasaba a su lado la sonreía  intentando infundirle  ánimo a lo que ella me respondía con una sonrisa falsa o simplemente refunfuñaba.
Estaba en una mesa atendiendo a unos clientes cuando Ariana bastante enojada fue al mostrador a pedir lo que una panda de niñatos babosos que lo único que hacían era gritar guarradas, querían.
Me fui al mostrador ha pedir lo que los clientes que acababa de atender apetecía, miré a Ariana que estaba a mi lado.
-No los aguanto, son unos  retrasados mentales.
-Venga, tu puedes- La sonreí pero ella lo único que hizo es poner peor cara de la que ya tenía.
-Te juro, que como me pillasen en la calle, los mataba, los descuartizaba, les sacaba los ojos para mi colección y después los quemaba- La miré horrorizada, si estaba enfadada sí…Espera ¿Colección de ojos?
-Venga, son solo unos niñatos- Suspiró- Aguanta un poco, anda.
-Está bien…- Contestó secamente.
-Toma Ariana, lo de la mesa tres- Max, era el hijo del jefe del bar, el siguiente propietario por lo que de momento trabajaba en el negocio de su padre.
No era ni alto ni bajo, sus ojos eran del color del chocolate. Lo que mas le caracterizaba era el pelo, siempre le llamaba el de “el pelito en la cara” ya que le tapaba toda la frente, su color de pelo era marrón y su tez era pálida. Tenía un delantal puesto, pero debajo de él se escondía un polo negro y unos pantalones vaqueros acompañados por unas converse.
-Gracias- Se fue a dar la vuelta pero Max siempre tenía que quedar como el aceite, encima.
-Venga ánimo Ariana, que seguro que lo consigues.
-Tú cállate- Se dio la vuelta para mirarle- A ver si al que le arranco las pelotas va a ser a ti.
Max se echó hacia atrás sorprendido por la reacción, me miró y yo levante los hombros.
-Tú te lo has buscado- Le dije mientras me levantaba a atender a otros clientes, ya que la comida de los anteriores iba a tardar en prepararse.
-Pero si no he dicho nada malo- Respondió cabizbajo.
Observé el comportamiento de Ariana con los chicos idiotas mientras les atendía a los otros clientes ya que nuestras mesas estaban una frente a la otra.
-No me gusta este batido, está  malo- Un rubito vacilón miró a sus amigos riéndose- Tráeme otro.
Dio dos palmaditas…Que se pensaba el idiota ¿Qué era el rey del Bambo?
Aria, miró el batido de  fresa y bebió un poco, saboreo.
-Creo que este batido está bien- Le respondió secamente.
-Pues yo creo que no y yo soy el cliente ¿No? ¿Camarera?- Contestó chulescamente.
Ariana sonrió, me quedé quieta esperando su reacción, a la cual, no me esperaba para nada.
Le echó el batido por la cabeza al niñato. Abrí los ojos como platos y corrí hacia a ella pidiendo antes perdón a los clientes a los que ahora atendía.
Sinceramente, el niño se lo merecía pero, ahora Ariana estaba expuesta al despido inmediato.
El rubito y sus amigos se quedaron impactados con la camarera de pelo rojo como el fuego.
Cogí del brazo a Ariana y la eché hacia atrás.
-¿Pero que cojones haces?
-Lo que sus padres seguramente que no hacen con estos niños malcriados- Se cruzó de brazos con un semblante serio.
-Es cierto que se lo merecían, pero recuerda que hoy es de prueba y si fallas te despiden.
Hizo una mueca y con mala cara pidió perdón a los niñatos esos, bueno, aunque los amenazó con quemarlos vivos si contaban esto a alguien…
Los niños asustados se fueron en menos de dos segundos y nos quedamos recogiendo el batido. Ariana tenía la mirada fija en el batido de fresa mientras lo limpiaba.
-No tienes porqué estar limpiarlo tú también he sido yo quien lo ha tirado.
-Ya, pero quiero ayudarte- Pasé la bayeta por la mesa.
-¡Alex, Aria!- Gritó Max con una bandeja de comida- Una que lleve este pedido a la mesa ocho.
-Ve tú- Ariana levantó la vista para mirarme por fin- Por favor.
Asentí con la cabeza y dejé la bayeta encima de la mesa, fui hacia Max y cogí la bandeja.
Busqué con la mirada la mesa ocho, había una pareja (o eso parecía) una chica pelirroja reía enseñando sus dientes blanquecinos, llevaba demasiado maquillaje el tono de cara con el del cuello no coincidía. Llevaba un vestido rosa de tirantes con un gran escote. Sinceramente, me parecía una pija del copón.
El chico que estaba de espaldas tenía el pelo castaño oscuro, con una camiseta de manga corta negra.
Anduve hacia ellos no muy sorprendida ¿Quién no se habría fijado en una chica tan odiosamente guapa?
Rodeé al mostrador ya que la entrada desde donde me encontraba de aquella mesa era un poco imposible para pasar.
Volví a mirar a la mesa cuando ahora el chico era el que me daba la cara a mí.
Tez pálida, ojos brillantes ojos verdes, esa expresión que ponía siempre al sonreír. No podía ser, era imposible, él estaba muerto, era técnicamente imposible...

sábado, 28 de julio de 2012

Capitulo 7- Recuerdos.

Valiente hijo de puta...
El cuerpo me ardía de ira, y las venas parecían que iban a explotarme. No era posible que todas las cosas malas me ocurrieran a mi, no era posible..
-¿¡Como que nos ha denunciado ese cabrón!?- Nunca pensé que enamorarme iba a costar tan caro. No me creía que ese cabrón iba a hacer algo como aquello ¿Que coño iba a hacer ahora?
-Ha estado en coma dos días...- Miro hacia el suelo apenado- Si no hubiera perdido el control, no estaríamos nosotros así.
Me levanté, tuve la necesidad de abrazar a mi hermano. Jonathan aunque no lo parecía, era una persona muy sensible y muy buena persona. Me jodía que se sintiera culpable de toda esta mierda.
-No tienes la culpa de nada- Susurré en su oído mientras me apretaba hacia él- Te agradezco que me protegieras- Apartó mi pelo para darme un beso en la mejilla- Eres el mejor hermano que se puede tener.
Mi hermano emocionado me abrazo mucho más fuerte contra él, sinceramente, me costaba un poco respirar.
-Bueno, tortolitos, entonces ¿Qué vais a hacer?- Preguntó Ariana leyendo los papelajos.
-Pues no lo sé- Me separé de mi hermano- Si la policía nos abre un expediente, nos lo abrirá a toda la familia ya que todos estamos infiltrados y puede que te descubran.
Dejó de mala gana los papeles en la mesa.
-¿Tenéis dinero para un buen abogado?- Miré a Jonathan y negué con la cabeza.
-No, no mucho- Me senté en el sofá junto a ella- Trabajo en un bar y mi hermano hace conciertos con una banda, sacamos dinero, el suficiente para comer y mantenernos.
-Hace poco eche un currículo y la semana que viene voy a la entrevista si me cogen...- Mi hermano se sentó junto a nosotras ya que Aria se encogió para que entrase- Seguro que me cogen- Su positivismo me encantaba, siempre hacía que las peores cosas fueran más fáciles de hacer.
-¿Cuándo es el juicio?- Preguntó Aria seria. Jonathan comenzó a rebuscar entre los papeles.
-Dentro de dos meses...-Suspiró de alivio- Menos mal...
-¿Quieres hacerte camarera como yo?- Ariana levantó las cejas por la sorpresa.
-¿Yo? ¿Camarera? ¿Vas enserio?- Aria se comenzó a reír.
-Sí, necesito que nos eches una mano- La contesté seriamente cruzándome de brazos.
-Ya que está en esta casa y vives en ella debes hacer algo ¿No?-Jonathan parecía enfadado.
-Está bien, está bien-accedió a regañadientes- Lo haré...pero solo porque me habéis dejado ocultarme aquí.
Jonathan sonrió para sus adentros, no lo veía exteriormente pero le conocía lo suficiente como para saber que en este momento estaba sonriendo.
-Bueno chicas, tranquilas, ya veremos lo que hacemos- Comenzó a guardar los papeles en una funda- Queda tiempo todavía.
Asentí con la cabeza y me levanté del sofá, les miré a ambos y salí de la habitación, subí las escaleras y me senté en el sillón que estaba empotrado a la ventana, era uno de los mejores sitios para pensar.
Sinceramente, me parecía increíble la osadía que había tenido Bryan. Nunca me esperé nada así de él, tampoco lo del ahogo pero sabía que era muy celoso.
Miré la pulsera que hace una hora apenas, me habían regalado. La saqué de mi muñeca y la sostuve entre mis manos. Me encantó aquel detalle, porque me hicieron salir un poco más de mi suplicio mental.
Suspiré mientras jugaba con ella.
 Era raro, era raro todo lo que me había pasado en tan poco tiempo, quizás no me había dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo y que cuando quieres darte cuenta, ya eres una viejecita sentada en una mecedora en el porche de tu casa, con los nietos correteando al rededor. Y sin darte cuenta los mejores años de tu vida y los peores se esfuman convirtiéndose en recuerdos que incluso luego olvidas. También da un poco de miedo como se pasa de rápido, como de rápido pierdes a las personas a las que amas...
La vida pasa rápido y yo quiero que el tiempo pase más lento porque así no me da tiempo a disfrutarla porque no se vive nada más que una vez.
Escuché que alguien se sentaba a mi lado, miré para descubrir quien era el que había echo que tan rápido despertarse de mis pensamientos.
Aria, estaba a mi lado, observándome como la mayoría de las veces, se llevó un dedo a la boca para comenzar a comerse otra vez los pellejos.
-¿No te aburres ahí mirándome?-La pregunté yo mientras esta se sacaba el dedo de la boca para hablar.
- No- Secamente volvió a meterse el dedo en la boca.
-Pues no entiendo en ese caso porqué lo haces- La contesté yo, poniéndome la pulsera en la muñeca.
-Valora lo que tienes, supera lo que te duele, y lucha por lo que quieres- Su respuesta me hizo fijar la mirada en ella. Eso ya lo había escuchado antes, lo escuché de Ángel. Los ojos se me humedecieron y no pude ocultarme esta vez...
Me abracé a ella, mientras las lágrimas caían lentamente por mis mejillas. Aria no era mucho de dar abrazos, no le gustaba, pero sin embargo me abrazó y me dejó su hombro.
-Gracias- Murmuré mientras me acariciaba el pelo.
-No me las des, en todo caso, te las tengo que dar yo a ti- Me respondió Aria.
La noche no tardó en caer en el pueblo, las estrellas brillaban tan fuertes que se veían con total claridad.
Desde mi cama las observaba con detenimiento, la luna redonda me miraba, o eso era lo que me parecía. Esta noche se parecía a la de hace seis años, cuando salí con Ángel al campo a ver las estrellas. Era una noche tan bonita... Era preciosa y más el recuerdo que me llevaba de ella. Recordaba que los ojos de Ángel eran aún más bonitos que las estrellas, verdes manzana, brillantes, preciosos. No había visto nunca ojos similares a los suyos. Eran preciosos.
Esa noche fue una noche especial para mi tanto para él, es uno de los mejores recuerdos que me llevo aunque la mayoría de los buenos han quedado atrás por los malos... Nunca podré olvidar el dolor que me produjo su muerte, era incluso mejor estar muerta junto a él.
Era una noche de Julio, calurosa, hacía un poco de bochorno diría yo pero las estrellas brillaban en lo alto del cielo y la luna incluso me sonreía. Esa noche era importante para mí, lo era tanto que ni siquiera había podido pegar ojo en los últimos días. Mi mejor amigo y a la vez el chico del que estaba enamorada quería hablar conmigo en una noche tan bonita.
Me despedí de mi hermano dándole un beso en la mejilla mientras el me susurraba en el oído: "Mucha suerte, enana"
Le dediqué una de mis mejores sonrisas, abrí la puerta principal y me fui con el corazón en un puño. Sentía como miles de "mariposas" recorrían mi estomago de un lado para otro y era algo inaguantable.
Anduve hasta la plaza donde siempre quedábamos y me senté en un banco. Comencé a morderme las uñas como una desquiciada, cuando me ponía nerviosa me las mordía.
-No te muerdas las uñas, te vas a hacer heridas y luego te escocerán- Su voz, su mano posada en mi hombro y sus ojos verdes brillantes en la oscuridad. Saqué mi uña de mi boca y me limpie en el pantalón.
Se sentó junto a mi, cogió mi mano y comenzó a juguetear con ella.
-¿Para que querías hablar conmigo?- Mi pregunta hizo que sonriera de oreja a oreja algo que me encantaba que hiciera.
-Te lo explicaré en otro lugar, ven, acompáñame- Se levantó del banco y me extendió su mano para que la cogiera.
Me agarré a ella sin dudarlo. Corrimos juntos por las calles oscuras, mientras reíamos. Llegamos a un bosque enorme, me introdujo en él, algo me dijo que no deberíamos de habernos metido en el bosque a esas horas de la noche...
De una mochila que llevaba en su espalda, sacó una toalla y la extendió en el suelo, se tumbó en ella dejando un sitio vacío mientras me miraba sonriendo.
-Anda, ven aquí morena- ¿Morena? Me debo sentir ¿Alagada? Sonreí como una idiota mientras me tumbaba junto a él.
Nunca había estado en un lugar como aquel, no donde las estrellas brillaran tanto. Mirar el cielo allí era un verdadero gustazo, era precioso.
-¡Mira, mira, mira!- Gritó señalando a una estrella fugaz como un loco- ¡Pide un deseo corre!
Estar con Ángel siempre...
-¿Ya lo has pedido?- Me sonrió mientras me miraba.
-Sí- Le contesté devolviéndole la sonrisa- Y ojalá se cumpla.
-Lo mismo digo del mío- Me cogió la mano y entrelazo sus dedos a los míos. Me exalté, incluso pegué un pequeño salto.
Se comenzó a reír, deposito un beso en mi mano.
-No te asustes, reina- Se acercó mucho más a mi y me dio un beso en la mejilla.
-No estoy asustada- Le dije- Estoy...nerviosa...
-¿Nerviosa? ¿Por qué?- Se incorporó para verme mejor. Me incorporé y me abracé a él, ocultando mi cara roja en su pecho.
Sonrió mientras me acariciaba el pelo.
-Te...te quiero- Acababa de decirle lo que sentía y me sentía avergonzada ¿Y si él en verdad no está enamorado de mí? ¿Que hacer?
Me apretó más contra él y me beso en la coronilla.
-Yo, te amo...
Una pesada lágrima recorrió mi mejilla, mientras sonreía de pena pero a la vez de felicidad, me quedé dormida, soñando de nuevo con él y sus brazos rodeándome.
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Lo jurado, jurado estaba :) Aquí tenéis un adelanto que está lleno de faltas de ortografía y demás pero bueno, aquí lo tenéis xD
¡Un besito a todas!    

martes, 24 de julio de 2012

Capitulo 6-Os lo agradezco.

Habían pasado dos días desde la llegada de Ariana a nuestra casa. Desde ese día Jonathan comenzó a comportarse diferente, no hacía más que quejarse y replicarle a Aria lo que hacía.
Yo esos dos días los pasé torturándome psicológicamente. No salí casi de mi habitación, no tenía ganas ni fuerza interior para hacerlo. Ariana se quedaba a mi lado en silencio, observándome, en la que una de las veces me preguntó que era lo que me pasaba. Yo negué con la cabeza y me eché a llorar a sus brazos.
¿Debí haberme enamorado por segunda vez? La idea de que Ángel estuviese donde estuviese y se avergonzase o peor me odiase por hacerlo me torturaba. Nunca había llegado a planteármelo hasta ese momento.
El timbre sonó haciendo retumbar su sonido molesto por toda la casa. La persona que estuviese pulsandolo era una persona muy insistente.
Me levanté de mala gana de la cama y salí de la habitación, bajé las escaleras gritando : "Ya voy, ya voy". Seguramente era uno de esos malditos vendedores a domicilio o incluso algunos de esos pesados testigos de jehová que vienen a darte la charla. Abrí la puerta suplicando por que no fueran alguno de ellos. Para mi sorpresa no eran ellos, era algo mucho peor...


Tenía el pelo rubio y rizado, disponía de unos ojos tan azules, tan claros, como el agua o el cielo mismo; labios finos pero surcados y dientes blanquecinos; piel pálida como la nieve. Picarón, divertido, alegre y un tanto pervertido. Estaba vestido con una camisa azul a juego con sus ojos; en sus piernas unos pantalones vaqueros y en sus pies unas deportivas.
-Hola Alex aquí te traigo el carnet falso. Ahora la pasta- Danny tenía una de sus manos extendida entregándome el carnet, la otra la abría y cerraba indicando quería el dinero.
-Joder hijo, ya podías haber preguntado "¿Que tal estas?" o "¡Cuanto llevo sin verte!". Ansioso, anda pasa, que ahora te doy el dinero- Me aparté de la puerta dejando que pasara.
-Madre mía como me recibes. ¿Qué es esto? ¿Un prostíbulo?- Se carcajeó mirándome de arriba abajo. No me había dado cuenta de que solo tenía una camiseta y que iba en tanga... Me puse colorada.
-¡Vete al salón y no te des la vuelta pervertido!-Subí las escaleras corriendo mientras este se iba para el salón de espaldas-¡Cabrón!¡Que te he dicho que no me mires, ¡joder!-Tiré de la camiseta hacia abajo intentando taparme un poco.
Gilipollas, guarro, pervertido, imbécil...
Me introduje en mi habitación buscando unos pantalones viejos para ponerme y los 20 euros que le debía. Ariana, que estaba leyendo un libro que anteriormente me había leído yo, me observaba intrigada.
-¿Qué coño buscas?- me preguntó mientras volvía a fijar su mirada en el libro.
-Unos putos pantalones viejos y 20 euros- le respondí yo- Toma tu carnet.
-Toma unos pantalones viejos- Me tiró unos a la cara sin apartar la vista del libro.
-Gracias, podías bajar y te presentaba a Danny...- Me introduje en el pantalón en dos segundos.
-Luego, después bajo- Pasó la página del libro-Cuando me acabe este capítulo.
 Negué con la cabeza mientras cogía el dinero del monedero y salía por la puerta.
 Todos saben que después de ese capítulo viene otro, otro y otro más. Así que, cuando quisiera bajar Ariana de la habitación a lo mejor hasta se había ido.
Mientras bajaba las escaleras, vi a Danny hablando, para mi sorpresa, de un momento para otro todos mis amigos habían aparecido allí.
-¡¿Pero de dónde habéis salido todos vosotros?!-Estaban todos sentados saludándome como si nada.
Delena, Thalia y Taylor se habían colado en mi casa...
-¿Pues qué vamos a hacer?¡Venir a verte!- De pelo marrón ondulado y recogido por una cinta blanca. Su piel morena hacía una combinación perfecta con sus ojos verdes, que eran tan verdes que parecían dos grandes esmeraldas en su cara.
Sonriente, risueña, sumisa, agradable, no había mejores palabras para definirla completamente.
Un gran vestido blanco de tirantes la cubría hasta las rodillas, sus pies estaban calzados por unas manoletinas blancas a juego.
Taylor se levantó y dándome un abrazo volvió a su sitio, siguiendo la conversación tan interesante que mantenía con Danny sobre que apareció antes. ¿El huevo o la gallina?
-¡Hola! -me saludó Delena. Morena, de pelo liso y negro, guapa, delgada, de ojos marrones oscuros.
Alegre, divertida. Algo que nunca fallaba de ella era que, siempre al fin y al cabo, acababa por animarte de una forma u otra. Siempre se podía contar con ella, en todo momento ella siempre seguiría allí.
Llevaba un mono azul, de su color favorito, adornado con unas pequeñas florecillas malvas que recorrían el traje de un lado a otro. Sus pies estaban envueltos en otras manoletinas de color azul en conjunto al mono.
 Delena se levantó del asiento para darme uno de esos abrazos de oso que tanto adoraba. No tardé en reconocer a Thalia, era en la primera que me fijé al bajar por las escaleras ya que era la que más llamaba la atención por su apariencia.
Tenía el pelo teñido de azul claro, este era liso y un flequillo que se alzaba ladeándose ante sus ojos verdes manzana que me miraban alegres. Era muy pálida, quizás demasiado. Pero su aspecto cuadraba a la perfección.
Optimista, alegre, graciosa, risueña. Amante de las series anime y también de los bulldogs. Vestía con una camiseta de la serie The Big Bang Theory, unos pantalones grises y unas converse rojas.
-Sí...¿Cómo habéis entrado?-Intrigada, me senté junto a ellos.
-Danny, nos ha abierto-Explicó Thalia llevándose una patata a la boca...¿Qué hacía la bolsa de las patatas en la mesa?
-Bien...Ya podías haber avisado. De todas formas..¿Quién ha sacado la bolsa de patatas?-Ninguno respondió. Se dedicaron a mirar a Danny riéndose mientras este se hacía el loco.
-¿Cómo voy a avisarte? Si estabas en ropa interior-Se carcajeó mientras todas me miraban picaronas.
-¡Llevaba una camiseta!- aclaré- Vale sí, iba en tanga. ¿Pero cómo iba a saber yo que ibas a venir?- Se encogió de hombros mientras me robaba la patata que tenía en la mano.
-Buenas- Aria apareció por el salón sentándose en una de las sillas que quedaban libres, ya que las demás estaban ocupadas por Thalia y Delena.
-Está es Aria, a la que tú le has echo el carnet, Danny- Ella volvió a saludar mientras se acomodaba en la  en la silla.
-Me suenas de algo...-Delena pensativa la recorría con la mirada de arriba a abajo- Tu salías en los periódicos, si no me equivoco...
Aria y yo nos miramos sorprendidas. La capacidad de Delena para acordarse de las cosas era impresionante, siempre que leía o veía algo se acordaba.
-Es una historia muy larga- Contesté yo antes de que cualquiera de los allí presentes preguntara algo.
El timbre volvió a resonar por toda la casa.
-¿Quién será ahora?- Me levanté del sofá recorriendo el comedor para dirigirme a la puerta.
Cuando la abrí descubrí a otro de mis buenos amigos era alto y rubio con un flequillo que se rizaba al llegar a las puntas; sus ojos chocolate, que siempre observaban con detenimiento las cosas de su alrededor para después comentarlas.
Vestía con una camisa de cuadros, como las que siempre solía llevar, que esta estaba coloreada por tonalidades muy alegres; de pantalones, unos vaqueros; y de zapatillas unas converse grises bastante usadas. Estaba apoyado en el marco de la puerta intentando parecer indiferente.
-Así que hacéis una fiesta y no me invitáis. Muy mal Alex, esto no me lo esperaba yo de ti- Harry se cruzó de brazos para escuchar mi justificación.
-¡Uy! Perdona señor, no nos habíamos dado cuenta- Este comenzó a sonreír. Me eché a un lado para dejarle pasar.
Se introdujo en el salón mientras saludaba a todos uno por uno. Después, se sentó en mi sitio que había quedado vació, así que decidí coger una silla.
Saqué bebidas para todos y comenzamos a hablar, cada uno contó cosas que les habían ocurrido desde que desaparecí para ellos, supuestamente, no me dejaba ver, ni llamaba ni salía así que habían decidido venir todos a visitarme para saber como estaba, algo que les agradecí mucho.
-¿Y tú? ¿Qué ha sido de Bryan?- Taylor me miró picarona subiéndome las cejas de arriba abajo.
-No quiero hablar del tema- Mi respuesta no fue esperada por ninguno de los que estaban en aquella sala. Aria me miraba intrigada, descubriendo poco a poco que era lo que tanto me perturbaba estos días.
-¿Alex? ¿Ha pasado algo?- Delena preocupada agitaba su té con hielo rápidamente.
Mis ojos se ensombrecieron, las lágrimas no tardaban en llegar a ellos. La cara me cambió totalmente, no quería hablar del tema y sabía que mis amigos de una forma u otra iban a sonsacármelo... Pero si lo hacía, me desmoronaba delante de ellos y no quería llorar más. No por él, que no se merecía ninguna lágrima más mía.
-Lo hemos dejado- No dije nada más, los demás seguramente se preguntarían él porqué, siendo una pareja tan "envidiable" como me decían.
Se hizo silencio en la sala, nadie quiso decir ni una palabra, al verme reaccionar así todos callaron y me miraban esperando a que me echara a llorar, pero no pensaba hacerlo.
La puerta de la calle se abrió y un chico de ojos grises apareció por ella. Parte de su pelo y de su cara era tapado por una capucha en pleno mes de julio. Mi hermano tenía una gran tendencia a llevarlas aunque también se mostraba sin ella. Se bajó la capucha y nos saludo a todos mientras con la mano se alborotaba el pelo negro. Me miró extrañado a mi forma de saludarle y se acercó hacia mí para darme un beso en la mejilla mientras yo también le daba uno a él.
Llevaba una chaqueta de manga corta incluyendo en ella la capucha de color azul; unos pantalones vaqueros largos y unas converse grises como sus ojos.
-¿Qué la habéis hecho, cabrones?- preguntó él echándoles a todos una mirada fulminante mientras se crujía los nudillos de las manos.
-¡No la hemos hecho nada!- Taylor levantó ambas manos intentando parecer inocente.
-¡Tú! ¡Cállate!- La gritó Thalia tapándole la boca.
-No me han hecho nada- Sonreí- ¿Qué te han dicho?- Su cara cambió de expresión -Por lo que parece lo tenemos bastante jodido....- Me levanté de la silla dejando que se sentara, me cogió de las caderas y me sentó sobre su regazo, algo que me recordaba a cuando era pequeña.
-Luego te lo explicaré- Miró a los demás- Cuando estemos solos.
-No me entero- Harry se cruzó de brazos apoyando su espalda en el sofá.
-Es una historia muy larga...- respondió Jonathan mientras me acariciaba el hombro intentando darme ánimos.
-Ya nos la contarás, ¿no?- Thalia se levantó del sofá colocándose bien su camiseta de The Big Bang Theory. Cogió su mochila y miró a todos. Con aquel gesto Taylor, Delena, Danny y Harry se levantaron del sofá imitándola.
-Hay dos tipos de personas, las que son líder y las que siguen al líder- Comentó ella riéndose a los que todos le carcajeamos junto a ella.
Me levanté del regazo de mi hermano dejando que se levantara, me dio un beso en la nuca mientras se levantaba. Le miré intentando sonreír amablemente.
Empezaron a salir hacia el exterior mientras mi hermano se metía a la cocina para coger un cigarrillo.
-Adiós, gracias por todo- Thalia me dio abrazó mientras Taylor me introducía algo en la muñeca.
-Nos alegramos de que estés bien- Delena me sonrió mientras Thalia se apartaba para cederle el sitio.
-Lo mismo digo, gracias- Miré mi muñeca y aprecié una hermosa pulsera de plata, con piedras de distintos colores incrustada en ella.
-Sabíamos que algo había pasado- explicó Taylor- Que llevaras tanto tiempo sin asomar el pelo era raro, ya que eres tú la que siempre nos llama. Así que decidimos hacerte este regalo para animarte.
-Tienes que saber que aunque lo estés pasando mal y no quieras estar con nadie, nosotros estamos aquí. Quieras o no- Extrañé que Danny me dijera aquello, ya que él siempre es muy bromista hasta en los momentos jodidos como este.
Nos fundimos todos en un hermoso abrazo tan cálido y acogedor como los que me daba mi propia madre.
-Sí, que eso. Muy emotivo, muy bonito, la pulsera preciosa. Pero ya cada uno a su puta casa que tengo hambre y sueño- Su tono borde y de desdén, hizo que nos separáramos y que nos despidiéramos en un abrir y un cerrar de ojos.
Manera de cortar royos On.
-Gracias, agradable- reproché irónica a Aria entrando por la puerta- Puedes ser más maja, ¿no?
Comenzó a reírse sin parar y negó con la cabeza.
-Es un chiste, ¿verdad?- Me respondió dándome unos golpecitos en la espalda- Me matas.
Se tumbó en el sofá dejándome un pequeño sitio. Me senté en este mientras "la agradable" se mordía los pellejitos de los dedos. Cogí el mando de la televisión, encendí está y comencé a buscar algo entretenido.
-Así que estás así porque te ha dejado tu novio, ¿cierto?- Ya que no había nada en la televisión decidió sacar aquel tema...
-No es solo eso...- Dejé el mando en el sofá mientras me volvía para responderla- La persona a la que más quería en todo el mundo, murió en un maldito accidente de tráfico- Cogí aire antes de seguir- Conocí a Bryan que fue el único capaz de sacarme de aquella puñetera depresión que me perseguía desde que Ángel murió y tiempo después comencé a salir con él. Hasta que hace unos días por llevar este colgante que me regaló Ángel antes de morir, casi me ahoga.
Ella asombrada subió ambas cejas, creo que no se esperaba algo como aquello.
-¿Y por qué te encerraron en la cárcel?- preguntó ella intrigada.
-Porque mi hermano perdió los estribos al verme las marcas de ahogo en el cuello, fue a por Bryan y lo mandó al hospital- Comenzó a reírse. ¿Qué tenía aquello de gracioso?
-Me hubiera encantado ser tú, yo le habría arrancado los cojones a ese hijo de puta- Siguió riéndose- Claro, después lo quemaría vivo, para que se retorciese el cabrón.
Mira si es macabra...
Mi hermano entró por la puerta del salón, en su mano llevaba unos papeles, se acercó a nosotras y me los entregó para que los leyera.
-Bryan nos ha denunciado...
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Bueno, pues ya publiqué. Se que dije : Voy a colgar los viernes o los sábados BLABLABLA Pero como le pasa a Nana ahora se me fue la inspiración...y no era capaz de ponerme ha escribir a si que poco a poco he sacado esto xD
¡Espero que os guste!
PD: El sábado es mi cumple a si que colgaré (OS LO JURO) un capitulo :)
¡Un beso a todas!

sábado, 30 de junio de 2012

Capitulo 5- A la fuga.

Necesitaba un coche, un coche que me ayudaría a colarme en la comisaría. No tenía ni idea de conducir, ni tampoco me había sacado el carnet, ya que mi hermano me llevaba a todos los sitios en su moto azul metalizada. Abrí el garaje, y en una esquina se encontraba la moto de Jonathan pero en la otra, el coche de mis padres. No se me había pasado por la cabeza nunca subirme a aquel coche que me traía tantos recuerdos desde que murieron, y menos conducirlo. Mi padre  me había enseñado algunos controles del coche e incluso alguna vez lo piloté, pero con él, hace ni más ni menos que cinco años, siempre quiso que me sacara el carnet de conducir y que heredara el coche de mi madre...
Levanté la fina capa de seda que lo cubría para que no se ensuciase y demás. Un rojo fuego brillante dejo entreverse por la parte quitada de la sábana. Cuándo lo destape del todo sonreí pasando la mano por el capó rojo. El coche de mi madre era precioso, siempre me había gustado, de pequeña me encantaba jugar a que era policía y perseguía a unos ladrones con el coche, solo que no me había planteado nunca que la perseguida después de esto iba a ser yo misma.
Al final del garaje había unos estantes donde se encontraban dos llaves, una de la moto y otra la del coche. Sin pensármelo dos veces la cogí, la necesitaba.
-Lo siento. Mamá, papá....-Susurré mientras abría la puerta del piloto. Busqué en el reposa brazos que se desplegaba, guardando en él el carnet de mi madre y de mi padre.
Todo el mundo me decía que era la imagen viva de mi madre así que, podría hacerme pasar por ella. Lo siento mamá, pensaba mientras me adueñaba del carnet metiéndomelo en la cartera.
Las puertas abiertas del garaje, yo sentada en el asiento, las llaves, el carnet y mucha valentía. Sí, estaba lista. Arranqué el coche, el motor rugió saliendo de aquel largo sueño del que acababa de ser despertado. Cerré los ojos y suspiré intentando relajar mis nervios de acero. Pisé el acelerador y el coche comenzó a caminar lentamente. De momento no iba mal. Giré el volante intentando salir del garaje y así lo hice, sin ningún rasguño. Me parecía increíble que todavía me acordase de las enseñanzas de mi padre, me imaginé que se me habían olvidado.
Giré a la derecha llegando a un paso de peatones, el semáforo permanecía en verde por lo cual pasé. Aunque fuera a 30km/h me daba lo mismo, no quería rayar aquel coche, no quería  matarme yo dentro, ni matar a nadie en el intento.
Pasaron cuarenta o cuarenta y cinco minutos en aquel coche hasta que llegué a la comisaría. Intenté mentalizarme del plan, y de cómo debía hacerlo, incluso mientras conducía lo iba ensayando. Sinceramente, no sabía mentir nada bien. Entré por la puerta trasera de la comisaría, ya que en la puerta trasera era donde se encontraba el guardia de mañana cuidando los "calabozos". La parte delantera solo eran oficinas de policías.
Un hombre sentado en una silla apoyaba sus pies en la mesa donde en esta se encontraba una caja de donuts braseados de azúcar. Eso lo decía ya todo, sus manos estaban recostadas en su nuca y unas grandes gafas negras tapándole los ojos ocultando si estaban cerrados o abiertos.
-Perdone, ¿podría usted ayudarme?- le pregunté mientras este bajaba los pies de la mesa.
-Dime, señorita- Sonrió. Me enseñó sus dientes amarillos, alguno que otro negro por alguna caries traviesa.
-Mi coche tiene una avería y me dirigía a Gandía para poder ver a mi familia. No consigo arrancarlo y he tenido que empujarlo hasta aquí. Es el sitio más cercano desde donde me encontraba. Él policía se levantó de su asiento y se puso en frente mía. Su aliento olía realmente mal...
-¿Me puedes dar el carnet? Es por estar seguro de que no has robado el coche-Abrió la palma de su mano enseñándomela para que le entregase en carnet.
-Por supuesto- Recé y recé por que no se diera cuenta de que era mi madre.
-Bueno está bien...-dijo entregándomelo con una sonrisa- Todo en orden Pilar.
Suspiré de alivio, no solo se lo creyó, si no que también me llamo por el nombre de mi madre. Salimos hacia el coche aparcado en la entrada.
-¿Este es el coche?-me preguntó el policía sorprendido. Asentí con la cabeza.
-Es un modelo muy antiguo y se le ve en perfectas condiciones...
-Le cambié la pintura hace poco, pero el motor y los mecanismos del volante van mal...-Parecí ¿Sincera?
Abrí la puerta del piloto.
-Miré -Le enseñé el volante- Creo que el volante es lo que no va bien...- El policía se sentó en el asiento piloto del  coche. Comenzó a mover el volante.
-Yo no lo veo, sinceramente, lo veo per....-Cerré la puerta del piloto de golpe y cerré el coche dejándole allí dentro a su suerte.
Mientras sus gritos de socorro y de ayuda resonaban en todo el coche yo aprovechaba para quitar la matrícula de este. Lo bueno de este coche es que su estructura estaba construida por materiales muy gruesos y (Por decirlo así) los gritos se conseguían tapar del todo.
Una vez la matrícula arrancada, la eché en mi bolso, en el más grande que tenía de todos, me introduje en la comisaría pasando por cada cárcel, no conseguía encontrar la celda donde estábamos¿Y si ya se la habían llevado? Me metí por el segundo pasillo y miré todas las celdas ¿Dónde coño estaba?  Me di la vuelta...Esa voz...
-All I want is a little of the good life; All I need  is to have good time; Ooooh, Ooooh ; The good life...
Aparte de reconocer esa voz reconocí esa canción era de un grupo que me gustaba mucho : Three days grace- The good life. Además esa canción la tatareaba el día anterior cuando me encerraron en la celda con ella.
Comencé a correr por el largo pasillo lleno de celdas y al final del todo se encontraba ella, tumbada hacia arriba, tatareando y por muy increíble que parezca estaba bastante tranquila.
-¡Ariana!-dije agarrándome de los barrotes.
-¿Pero qué cojones haces tu aquí?-me respondió incorporándose.
-Vengo a ayudarte, te van a encerrar en la cárcel y no voy a dejar que lo hagan- Levantó las cejas y negó con la cabeza.
-No necesito que nadie me ayude. ¿Me entiendes? Ni que me protejan ni nada. En esta vida soy yo la que se tiene que salvar el culo cada vez que la cague, no necesito que nadie lo haga por mí- Molesta, volvió a tumbarse en la cama.
-¿Vas enserio? Es decir, ¿prefieres que no te salve de la cárcel, del juez? ¿De estar diez años metida en un lugar incluso peor que este?- Sus ojos verdes se desviaron del techo hacia mí.
-Esta bien, pero no quiero que me vuelvas a ayudar. Tengo demasiadas deudas que saldar y probablemente esté encerrada mucho tiempo- Se levantó de la cama- ¿A que esperas a sacarme de aquí?
-Espera que voy a por las llaves- Corrí por aquel pasillo y salí a la entrada donde se encontraban las llaves, las cogí, volví a la celda y la saqué de allí. Una vez en la calle me miró decepcionada mirando el coche.
-¿Enserio eres tan ignorante como para dejar así el coche?- Se cruzó de brazos esperando una respuesta.
-Sí. Creo. No sé...¿Qué problema hay?- Confusa miré el coche y al hombre que seguía gritando socorro como un borrego.
-¿Crees que este hombre va a durar toda la vida en este coche? Los policías lo verán, lo sacarán, le harán preguntas, traerán a unos de esos tipos que nada más con decirle una descripción pintan tu imagen en un papel y entonces... ¡Zas! Estás perdida. Además, ¿qué comisaría no tiene cámaras de seguridad? Aparte, las huellas digitales tuyas en el coche, si hay alguna cosa tuya dentro... ¡Lo reconocerán!- Se adentró en la comisaría y trajo consigo una garrafa de gasolina. ¿Pero qué cojones...?
-¿Pero qué coño haces?- le pregunté mientras abría la garrafa y la vaciaba derramándola por todo el coche.
-Mira y aprende- Sacó un mechero, me miró- Yo que tu me apartaría, bonita- Encendió un mechero y por unos instantes se quedó mirando fijamente la llama, algo que me sobresaltó. Me eché hacia atrás, lo bastante lejos de ella y del coche. Después incendió el coche que apenas en dos segundos estaba ardiendo. Estaba muy tranquila; lo incendiaba, lo miraba, sonreía contenta de su buen trabajo. Volvió a entrar en comisaria y cogió (a saber de dónde) un bate de madera y comenzó a golpear las cámaras de seguridad. Volvió a entrar y a los diez minutos salió con dos cintas de vídeo que tiró al coche en llamas.
Se volvió a mi lado y miró su obra de arte con una sonrisa de oreja a oreja.
-Esto es lo que debe de hacerse. ¿Nos vamos? - Me miró tranquila, alegre...Quién diría que acababa de quemar el coche de mis padres, robado cintas de vídeo, destrozado cámaras de seguridad y matar a un hombre quemándolo vivo....¿¡Matar a un hombre quemándolo vivo!?-¡Vamos! La alarma de incendios va a
sonar en un segundo y el coche va a explotar en menos- Me agarró de la muñeca obligándome a correr con ella. Mas bien me iba arrastrando, no conseguía coger su ritmo. Sinceramente, no estaba muy segura si había hecho bien en sacarla de allí o no. Escuché un ruido muy fuerte giré la cabeza hacia atrás obligándome a bajar el ritmo.
-¡Alex!¡No mires atrás, coño!-dijo ella estirazando más del brazo que agarraba con fuerza, obligándome a correr de nuevo.
No sé cuanto tiempo ni cuantos metros o kilómetros corrimos, lo único que hacía era arrastrarme hacia un lugar donde no nos encontraran ni a la una ni a la otra y aquel lugar era el bosque.
No me había gustado el bosque nunca, me gustaba pero cuando estaba acompañada por personas que no me daban miedo...No digo que Aria me diera miedo si no que... Coño, acababa de asesinar a un hombre quemándolo vivo y estaba tan normal.
-Aquí no creo que nos encuentren-Me soltó el brazo, y comenzó a andar hacia delante. La seguí, no tenía las ganas suficientes de perderme.
La maleza de aquel bosque era muy espesa, los árboles, grandes pinos nos proporcionaban sobra, la suficiente como para protegernos de los rayos ardientes del sol que pegaban con fuerza. Los pájaros que por allí cantaban proporcionaban una melodía armoniosa. Alguna que otra liebre se nos cruzaba por el camino.
Aria se sentó en la sombra de un árbol apoyando su espalda en un pino enorme. Me senté a su lado con temor. Pensé que si había quemado a aquel hombre en aquel coche, también podría quemar el bosque entero. Suspiré acomodándome en el árbol.
-Bueno...¿Y ahora qué vas a hacer?- la preguntaba mientras ella arrancaba de un tirón la hierba verde que crecía del suelo.
-Sinceramente, no lo sé. Si me marcho a mi casa me encontraran quiera o no- Su voz pareció triste, no tenía escapatoria.
-Puedes quedarte a vivir a mi casa si quieres, tengo contactos que trabajan en la comisaria, podrían hacerte un carnet falso y a lo mejor también podríamos cortarte un poco el pelo, para que no se note que eres tú-Mi amabilidad a veces me fascinaba hasta a mí misma, no solo la ayudé si no que la estaba dando mi casa. No sé por qué lo hice, pero fue un acto reflejo responderla eso. Ella, me volvió a mirar esperanzada y con una sonrisa acepto.
2 horas después:
Tuvimos que coger un bus que nos llevara a casa y después de tantos nervios míos ambas nos encontrábamos en casa sentadas. Cuando mi hermano apareció por la puerta se quedo boquiabierto al ver que había sido capaz de ayudarla, a que se fugara de esas cárceles de pacotilla y de la condena absoluta que la perseguía desde varios años atrás.
 Me contó que tenía un hermano mayor que seguramente la buscaría hasta encontrarla y que no iba a parar de hacerlo pero no podía dar la cara ante él: al fin y al cabo la acabarían encontrando.
Llamé a Danny, ya que su padre era policía en un pueblo de allí al lado y como habréis podido adivinar le pedí que me creara un carnet falso con el nombre de : Iris Fullbuster Scarlet
Como siempre, el cabrón de Danny me pidió algo a cambio y le prometí que le daría veinte euros después de esto. Aunque escaseábamos de dinero en mi casa no podía dejar que a Ariana la descubriesen justo por mí y encima tuviera que estar mas tiempo en la cárcel así que le ofrecí el dinero que me quedaba para acabar la semana. Por suerte, la nevera estaba llena y no habría problema con la comida, algo que me alivió bastante.
Ariana dormiría junto en mi habitación ya que en ella se encontraban dos camas. ¿Extraño verdad? Que mi hermano haya estado toda la vida durmiendo en una habitación externa a la mía y que yo tuviese dos camas. La razón de esto es que cuando mi madre murió estaba embarazada de mi hermana pequeña Emily, yo no quise quitar la cama, aunque mi hermano tuvo pensado venderla, yo no quise que la tocara nadie. Nunca me tumbé sobre ella, nunca nadie antes había puesto un dedo en esa cama; sin embargo, Ariana iba a ser la primera.
 Yo quería que Emily llegase al mundo, pero las putas mafias me la arrebataron junto a la vida de mis padres y la que más amaba de todas: la vida de Ángel.
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Lo siento por no comentar ni colgar, he estado estudiando para los finales y para las recuperaciones que me quedaban de hacer y no podía centrarme en el blog, ni escribir. No os he comentado pero me he leído todos los capítulos de vuestras historias. Os comentaré cuando pueda pero os comentare. Intentaré colgar todos los viernes y si un viernes nos puedo será el sábado.
¡UN BESAZO A TODAS/OS!

sábado, 12 de mayo de 2012

Capitulo 4 - Una noticia inesperada.

Las tres de la mañana y todavía no conseguía pegar ojo. Todos los malditos recuerdos venían a mi mente, uno detrás de otro: los buenos, los malos...
-¡¡AHH!!-grité asqueada de todo. Me incorporé de la cama tirando el reloj al suelo de la rabia que me daba mirarlo, de ver lo tarde que era y que no me dormía...
Bryan había quedado libre de juicios por la policía. Podría haberle denunciado si mi hermano no lo hubiera mandado directamente al hospital, pero no podía echarle las culpas a mi hermano, no si había hecho todo esto solo y exclusivamente para protegerme de aquel hijo de su putísima madre...
Dos policías me agarran cada uno por un brazo empujándome hacia la sala de interrogatorios.
Mis manos son liberadas de las esposas que tanto pesaban. Un alivio, parecía que me acababan de quitar un peso de encima. Me acaricio las muñecas con la falsa ilusión de que el entumecimiento desapareciese. Me sientan en una silla donde la luz está entornada, un gran foco me pega directamente en los ojos, cosa que me deja cegata. Un hombre de traje negro se sienta enfrente mía, por lo que me fijo de él  tiene los ojos verdes manzana, y alguna cana por el pelo, seguro que rondando por los cuarenta...
-Bueno, soy el señor William Stewart, y soy el inspector jefe de todo esto. Ni tú, ni yo, queremos estar aquí, ¿verdad?-Su sonrisa fría y falsa provoca que me recorra un escalofrío por la espalda.
No le contesto, no tengo ni ganas de hablar, ni ganas de gastar saliva. ¿Para qué? ¿Para decir un estúpido "sí"? Paso.
-Bueno...¿Cómo te llamas?-me pregunta él encendiendo un cigarrillo.
-Alexandra Fernández- Mi respuesta fue vaga y seca. 
-¿Cuántos años tienes?
-Diecisiete, y voy a cumplir dieciocho...-Aquel "inspector jefe" sonrió.
-Pareces más mayor, pero te creeré...-Aparté la vista de sus ojos fríos y oscuros.
-Perdóname un momento, inspector. ¿Me estáis interrogando para saber mi nombre y mi edad? Porque para eso tengo el DNI y no tengo que estar pasando por esta gilipollez. ¿Me comprende?-Mi tono borde y maleducado provocó un gruñido de los policías que estaban apoyados en la pared. El tal "Willy" comenzó a reírse. ¿Qué gracia tenia?
-Guapa y con carácter. Me gusta...- Su tono morboso me horripiló de tal forma que eché la silla para atrás intentando alejarme aunque solo fuera un poco de él y de su cigarrillo.
Me desperté horrorizada, recordando lo que paso en aquel estúpido interrogatorio. Estaba completamente chorreando de los sudores que me habían tenido que dar.
Bueno, al menos había dormido algo.
Cogí el reloj que estaba tirado en el suelo.
-Las cinco de la mañana- susurré mientras bostezaba y me estiraba. Como preveía que no iba a dormir más, decidí levantarme de la cama y bajé de ella dando un pequeño saltito, y yendo derecha a el baño a mirarme en el espejo.
-Pelos de loca, pijama húmedo, ojeras....Muy guapa, sí señor- Aparté la vista del espejo y fui a coger mi neceser para ducharme...
Pero un momento ¿Dónde está mi neceser? 
Comencé a rebuscar por los cajones, armarios... Pero nada, no estaba. Me llevé la mano a la cabeza cuando me di cuenta que estaba en la habitación de mis difuntos padres donde ahora dormían Aura y Jaime.
Bien. Genial, con lo cuidadosa que soy seguro que logro despertarles...
Me encaminé a su habitación de puntillas, intentando hacer el menor ruido posible. Entré en la habitación...
Su piel era de color pálido, lisa y suave. Su pelo largo los envolvían a ambos en deseo y placer, Aura tiene los ojos cerrados, los labios de ambos suaves, se abren y se cierran a un ritmo constante, la mano de él esta sobre el borde de la pierna. Siguen besándose, sin querer pensar, actuando por el propio deseo. Jaime decide correr el riesgo, se mueve lentamente con delicadeza pero, a pesar de ello, yo lo veo. Aura entorna los ojos escapando un suspiro placentero. Los dedos de mi primo sobre su piel, debajo de aquel borde amarillo fruncido, sus bragas. Él elástico se aleja un poco de su vientre, se las baja lentamente. Las persianas están entreabiertas por lo cual entraba algo de luz, y gracias a eso consigo ser espectadora de aquella situación tan incómoda.
Con los cinco sentidos puestos en ella y sin parar de besarse,  ambos desnudos comenzaron a animarse...
-¡Cuidado!¡No os atragantéis! ¿eh?- No fui capaz de pronunciar otra cosa, no quería detenerlos, bueno sí, quería detenerlos. Sinceramente, me daba igual que hicieran el amor. Pero no en la cama de mis difuntos padres.
Aura dejo de besar a Jaime, me miró abriendo los ojos de par en par y tiró a Jaime de la cama para taparse con la sábana blanca, sus mejillas pálidas comenzaron a tomar un color rojizo.
-Tranquilos, ahora seguir si queréis, yo iba a por mi neceser...-Atravesé la habitación casi corriendo, y entré en el baño donde al lado del lavabo estaba mi querido neceser.
Cuando iba a salir de la habitación les volví a mirar, mi primo, ya en la cama tranquilizaba a Aura que se escondida entre la sábana y sus manos.
-Bueno chicos, ya me voy. Que se os dé bien la copulación en la cama de mis padres-Enfadada por ello pero a punto de darme un ataque de risa abrí la puerta para irme de una vez de aquella habitación.
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Las nueve de la mañana:
Posé el café en la mesa de la cocina y me senté en la silla y con un suspiro profundo le di vueltas al café para remover el azúcar.
Pegué un sorbito a este. Quemaba, así que le soplé...
-¡Anda!¡Pero mira a quien tenemos aquí!-saludé mientras bebía de aquel café amargo que tanto me gustaba. De las grandes escaleras bajaba una chica rubia de impresionantes ojos azules cielo, blanca de piel pero con coloretes y de labios surcados. Vestía con una camiseta de tirantes con el dibujo de Snoopy y con unos pantalones cortos a juego- ¿Bien anoche? ¿Te consiguió profanar?
Se sentó a mi lado mientras miraba al suelo avergonzada.
-Creo que me estás empezando a caer un poquito mal- dijo mientras me sonreía amargamente. Me levanté,  cogí un vaso y la cafetera.
- Guay, no se cae mal todos los días...¿Un poco de café?- La ofrecí mientras la sonreía.
-Sí, gracias- Le eché en el vaso el café y sin dejarla de sonreír se lo di.
-Cuidado, no te quemes- Cogí un croissant de la encimera donde había una bolsa lleno de ellos y comencé a comérmelo sentada encima de la encimera.
-Gracias por la advertencia- Su voz enfadada y borde me hizo sonreír. Ahora mismo me daba igual que estuviese enfadada conmigo, sinceramente me daba igual, era ella la que había follado  la cama de mis padres no yo. El hecho de que lo que habían dejado por hacer lo hicieran en mi casa me jodía, pero como estaréis comprobando me jodía mas que lo hiciesen en la cama de mis padres, a lo mejor no era su culpa, a lo mejor era la de Jaime, pero me daba lo mismo, había intentado follar, o incluso después de que yo me fuese lo había echo...
Mi primo apareció por la puerta de la cocina con una sonrisa de superación increíble y gracias a él y a su sonrisilla me di cuenta que incluso después de lo de mi neceser, la convenciera.
-Eh prima, no te quejarás ¿A que la tengo descomunal? ¿eh?- Su pavoneo hizo que Aura se levantara de la mesa enfadada- Es grande, ¿eh?
¿Descomunal? Casi me atraganto al escucharlo. Comencé a reírme, estaba enfadada pero coño, no me podía aguantar la risa.
-Vete a la mierda, Jaime- Le respondió por mí Aura, aún más enfadada, se aproximó a la puerta.
-Cariño, ¿estás enfadada?-le preguntó Jaime intentando atraparla por la cintura para que no se marchase.
-No...-Su sarcasmo provocó que éste sonriera. Mi primo era muy alto y corpulento. Su pelo rubio le caía de vez en cuando sobre los ojos grises, que a lo lejos parecían azules. Le encantaba el deporte y como deporte también podemos incluir este incidente.
-Entonces, dime algo bonito- No la soltó porque si lo hacía ella iba a salir "escopetada" hacia la habitación.
Aura me miró, buscando una respuesta, fijó la mirada en mi croissant.
-Tu puta madre con forma de croissant- le respondió ella. Abrí los ojos de par en par y no pude contener mi risa, no me esperaba para nada esa respuesta y yo creo que Jaime tampoco porque la soltó y ella subió por las escaleras, este me miró y puso los ojos en blanco dándose la vuelta hacia las escaleras.
-Mujeres...-Susurro, subió las escaleras y desapareció de mis vista.
Por fin, por fin estaba sola con mi café y mi croissant, sin tener que escuchar sus estúpidas peleas. Sorbí una vez más del café, la puerta de la calle  se abrió de par en par y mi hermano se aproximo a mi a paso rápido, sin cerrar la puerta.
-Hola....-Le saludé mientras observaba el periódico que llevaba en la mano.
-Alex, creo que esto te interesa- Dijo mostrándome con el dedo el artículo "El vandalismo cada vez va a peor" Lo cogí de sus manos y comencé a leer:
    Ariana Jones Eagle acusada por delitos menores por el juez,
 y tras pasar tres años un el correccional de menores, ha vuelto ha
actuar, pero esta vez, quemando parte de la comisaria de Donoso donde
ya había sido detenida numerosas veces por el equipo de policías de la comisaría , 
el inspector Morales y su ayudante Ramirez han sufrido quemaduras de tercer grado en
numerosas partes del cuerpo y otros policías han sido levemente heridos por el fuego todos ellos ya se encuentran en el hospital "La fe".
Tras este cometido decidió darse a la fuga con una moto negra.
Consiguió ser apresada en  la autopista un pueblo en Valencia llamado "Ayora" por dos policías
que casualmente pasaban por la autopista donde ella se había quedado tirada con su moto.
 En un intento de huida atacó a ambos policías a golpes pero llegó a una patrulla de policía que había sido llamada por ambos policías anteriormente y consiguieron atraparla. Los policías heridos, uno de ellos de gravedad, llamados : Pablo Seco y José Ruíz se encuentran ambos en el hospital "Nisa"
Esta misma tarde será llevada ante el juez y apresada en la cárcel por delito de lesión y traumatismo al equipo de policías e intento de asesinato ya que es mayor de edad y puede ser apresada.



Levante la cabeza del periódico y sin pensármelo dos veces decidí sacarla de aquel problema, ella me ayudó a darme cuenta de algunas cosas de las que antes no me había dado, me dio un consejo sin conocerme de nasa y ahora iba a ser yo quien la iba a echar una mano. 
Me levanté decidida y subí las escaleras de tres en tres, me puse lo primero que vi, me daba lo mismo ir con los pelos de loca o que incluso llevara una zapatilla verde y la otra negra. Me daba lo mismo, cogí mi bolso y corrí hacia el exterior hacia aquella maldita comisaria.
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¡Hola! Bueno, no era mas que deciros que no se si el articulo del periódico está bien puesto o no, sinceramente yo no se casi de esos temas a si que he intentando hacerlo lo mejor posible. Por lo demás gracias por pasaros por este blogger y por seguirme (o no) :)








sábado, 28 de abril de 2012

Capitulo 3- Las esposas.

Me subí al taxi y acto seguido me abroché el cinturón, el hombre que me miraba intrigado arrancó el coche imaginándose que llevaba prisa.
-Siga a esa moto- El coche comenzó a seguir la moto de Jonathan que había comenzado a desaparecer por su rapidez.
-Ha desaparecido- El hombre que era calvo y rechoncho comenzó a ir calle arriba indeciso, miraba hacia todos lados buscando la moto azul que conducía mi hermano.
-No se preocupe, sé a donde va. Vaya a la calle "Doctor Logan"- Decidida me quité en cinturón y me pasé al asiento del copiloto pasando entre los dos asientos delanteros y el apoya-brazos- No se preocupe, yo le iré indicando.
-Gracias. ¿Giro a la derecha?- me preguntó. Para ser taxista no saberse las calles tiene delito...
-Sí, y ahora pase esa calle y métase por esta. Ahora gire a la izquierda y siga hacia delante. Eso es, mire. ¿Ve esa calle? Métase y ya llegamos- Por suerte nos pillaron todos los semáforos en verde a sí que conseguimos alcanzar su moto pero, no había nadie en ella. Estaba apoyada en la pared, mierda, había llegado tarde. Revolví en mi bolso en busca de dinero y le di todo lo que tenía.
-Esto es mucho se...- El hombre se sorprendió de que casi me tirara con el coche en marcha y encima de haberle dado más de veinte euros cuando la que ha tenido que guiarle había sido yo.
-¡No se preocupe!- Le grité corriendo hacia el portal de Bryan-¡Quédese con todo!¡Gracias!
Y con aquellas palabras me despedí de él, el hombre contento, arrancó su bólido sin parar de sonreír.
La puerta del portal estaba rota por el portazo dado por mi hermano, los cristales caídos en el suelo y los gritos provenientes de arriba me hicieron pararme delante del portal. ¿Que debía de hacer? No podía parar a mi hermano en un estado de ira como este. Agobiada por el propio miedo cogí la poca valentía que quedaba en mi interior y subí las escaleras corriendo, decidida, concienciada a poder encontrarme de todo, cualquier cosa.
Llegué a la puerta de la casa de Bryan y estaba abierta. Escuché gritos provenientes de la habitación y insultos de mi hermano, recorrí la casa nerviosa hasta llegar a la habitación.
 Nunca podré olvidarme de aquella escena, estaba todo tirado por todos lados, el cabecero de la cama estaba partido por la mitad, las sábanas en el suelo, la lampara en el suelo (también) hecha pedazos, todo estaba tirado y lo peor de todo fue ver a mi hermano encima de aquel cobarde sin parar de darle puñetazos, uno detrás de otro, la sangre derramada, los gritos...
-¡Hijo de puta!¡Vas a pagar por esto!¡Te lo juro!¡No le vas a volver a tocar un pelo!¿Me oyes? ¡Como la toques te mataré!¡Te lo juro!
-¡Jonathan!¡Para!¡Vas a matarle!- le grité echándome encima suya cogiéndole de los brazos intentado inmovilizarlo.
-¡Eso sería el menor doloroso de los castigos!-me gritó él mientras le pegaba.
No puedo hacer nada, no puedo pararle, no puedo...no puedo...

                   
Las horas se hacían eternamente largas en aquella pequeña celda, mis manos todavía seguían entumecidas por las esposas que hace apenas una hora me habían quitado. El interrogatorio fue largo, no tenía ganas de hablar, no después de todo lo que había pasado y sin embargo tuve que hacerlo por cojones.
Vaya mierda ¿Por qué tuvo que llamar ese estúpido vecino a la policía? Ahora puede que metan a Jonathan en la cárcel... ¿Y yo? Me quedaría sola y me llevarían a algún centro de menores. ¡Mierda!
Di un puñetazo a la pared  y grité de dolor. Me jodía muchísimo, me jodía de verdad el saber que todo esto había pasado por el colgante... Le di otro puñetazo a la pared esta vez, se me levantó la piel de los nudillos y volví a gritar.
Una chica con el pelo rojo de verdes ojos penetrantes me miraba sentada desde el otro lado de la celda, sí, la compartíamos, de ella salio una risita nerviosa.
La miré entre la cólera del momento y le dije en un tono borde:
-¿De qué cojones te estas riendo? Creo que no hay nada divertido.
- Sinceramente, de ti- Su respuesta fue aún más cojonuda. Aquella mala leche me recorría las venas de un lado a otro, tenía ganas de pegar a alguien hasta matarle... Ahora comprendía a mi hermano.
-¡Vete a la mierda!-le grité- No puedo más, ¡joder!
Fui descendiendo lentamente hasta tocar el suelo y sentarme, mis rodillas encogidas, me llevé las manos a la cabeza y suspire e inspiré intentando relajarme. Eso era lo que me decían los psicólogos cuando era pequeña...
-Joder hija, relájate porque vamos...- Su tono borde me ponía más nerviosa de lo que ya estaba. Cerré los ojos intentado aislarme de sus palabras, de sus risas pero era imposible- Me pregunto por qué coño estarás aquí. No tienes pinta de mala chica.
-Eso no te incumbe-Mis palabras volvieron a sonar bordes- siento sonar borde pero es así.
Levantó una ceja y volvió a reír.
-Eres graciosa -dijo ella partiéndose el culo de mí en mi cara.
-Si vamos, que gracia más grande...- Por los huecos de los barrotes vi como traían a mi hermano-¡Jonathan! ¿Estás bien?-Me levanté del suelo y me apegué a los barrotes.
-Sí, no te preocupes ¿vale? Mañana saldremos de aquí, van a venir a por nosotros- Los policías que llevaban a mi hermano le empujaron obligandole a andar hacia delante. Le meterían en otra celda eso seguro.
La del pelo rojo nos miraba con una sonrisa.
-Qué bonito. Mírales, qué tiernos- y volvió a reírse.
Me coloqué delante de ella cansada de sus risas.
-¿Qué? Venga dime. ¿Qué coño tengo de divertido? Estoy harta de tus risitas.
-La forma que tienes de comportarte es tan estúpida...
-Si supieras, sabrías si es estúpida o no...-Miré al suelo apretando los puños. Ella suspiró y su sonrisa desapareció.
-No te rindas tan pronto, así no conseguirás nada...
-Ya, pero creo que es imposible llegar a ganar esta partida-Me senté junto a ella mirándola, cansada...intentando descubrir por donde iban los tiros.
-La vida es una partida de ajedrez, busca la estrategia para llegar al final y así ganarás- ¿Se suponía que era un consejo? Porque era muy buen consejo, nadie me había dicho antes que no me rindiese, salvo una persona...Ángel
-¿Y si no sabes jugar al ajedrez?- la pregunté.
-Pues léete la guía de instrucciones, o pregunta y aprende- dijo ella en un tono divertido. Solté una simple risa. No me había parado a mirarla con detenimiento antes, era blanca como la nieve, pálida mas bien; tenía el pelo totalmente rojo, rojo fuego, rojo intenso, un rojo bastante bonito; tenía unos ojos verdes penetrantes , bastante bonitos para mi opinión; un piercing con forma de aro en el labio inferior; llevaba una chaqueta de cuero con capucha y una camiseta de una calavera en conjunto de unos vaqueros campana del que colgaba una gran cadena de hierro y en los pies unas converse grises.
Nos quedamos en silencio hasta que ella lo rompió, me dieron ganas de agradecérselo porque era bastante incómodo.
-Y bueno, ¿cómo te llamas?
-Alexandra pero llámame Alex ¿Y tú? ¿Como te llamas?- Le sonreí intentando ser agradable.
-Yo Ariana pero llámame Aria- Me guiñó el ojo y se rió, yo la imité.
-Eso está hecho- Era bastante agradable, me estaba empezando a caer ¿Bien?
-Una pregunta ¿Era tu novio el tal Jonathan?-Me miró dándome un codazo y subiendo y bajando la ceja arriba y abajo varias veces, algo que aparte de hacerme sentir incómoda me hacía gracia.
-No, es mi hermano mayor-dije entre risas.
-¿Enserio?¿De verdad?- Su picardía me gustaba...
-En serio.
Pasaron los minutos y las horas, ya no sabía ni que hora podía ser, me imaginaba que las doce o las once de la noche. Se me pasaba rápido ya que hablando con Aria me entretenía.
Un policía abrió la celda y detrás de él apareció un chico rubio alto y corpulento, con el pelo revuelto y los ojos grises azulados.
-¡Jaime!- Me abracé a él y él me recibió por igual.
-Me debéis una- me susurró al oído-Me habéis cortado todo el rollo con mi novia que lo sepáis-Le miré con una sonrisa pícara.
-Gracias- Se lo tenía que agradecer, le tenía que agradecer haber venido a sacarme de este infierno.
Jonathan apareció por detrás y no dude en darle a él en un profundo abrazo.
-Gracias, te he metido en un problema por mi culpa, lo siento- Me apretó contra él.
-No te preocupes, te voy a proteger pase lo que pase. Eres lo único que me queda y no pienso perderte...-Deposito un beso en mi frente.
-Bueno chicos, como veréis yo estaba haciendo una cosa y con la prisa de salir corriendo me he dejado las llaves dentro de casa, así que...¡Duermo yo y mi novia en vuestra casa!
Jonathan y yo nos miramos y nos empezamos a reír.
-Ahora en serio. ¿Te las has olvidado?
-Sí...
-Muy listo primito- Mi hermano le hecho el brazo por los hombros y comenzaron a andar hacia el exterior y no pude aguantar no despedirme de Aria.
-Encantada de conocerte Aria, espero verte en alguna otra ocasión y espero que salgas de aquí pronto...- Le dije despidiendola con la mano.
-Lo mismo digo- Me despidió con la mano y así nuestros caminos quedaron divididos...
Salí al exterior junto a ellos y mi primo Jaime se aproximo hacia una chica rubia y guapa que estaba sentada en un banco jugueteando con el móvil, al verle se levanto acercándose a él.
-Primitos, os presento a mi novia Aura...